Paula Caballero fue la primera en presentar sus cuatro diseños dentro de la sección del concurso, cuatro propuestas masculinas basadas en el gris y tremendamente originales. Los volúmenes y cortes modernos fueron creados por esta palentina en tejidos metalizados y punto abierto para las partes superiores.
Carmen Ruíz nos mostró su mini-colección femenina estilo “sport-chic” en colores neutros basada en los cortes geométricos y estructurados de las prendas, centrándose en las partes superiores.
Sara Bello se basó en el azul tornasolado con destellos morados y brillos metálicos para crear dos monos y dos conjuntos de falda más capita que iban originalmente combinados con tul negro muy transparente.
Cristina Triana se desmarcó del futurismo general para presentar cuatro diseños muy románticos, dulces y femeninos. Para ello empleó unos tejidos vaporosos y los colores negro, rosa palo y crema, todo ello aderezado con tocados que simulaban ramilletes de flores y medias con perlas.
Eugenia Alejos también opto por prendas románticas en tonos neutros (gris y negro en este caso) junto a flecos de unos vivos rojos y azules que contrastaban con el resto del conjunto. Por su parte, los tocados iban hechos de plumas. Las transparencias seductoras y los volantes fueron otras de sus bazas.
Luis Mateiga fue el único chico del concurso, que envió a sus modelos masculinos directamente al futuro con unos outfits muy originales con asombrosos volúmenes geométricos y un dominio del patronaje increíble. Una moda nada ponible, pero todo un arte.
Elena Cuadrado apostó por prendas oscuras y tapó la cara de algunas modelos como si en el desierto se encontraran. Líneas sinuosas y algún estampado artístico completaban esta mini-colección.
Sara González se inspiró en las comidas campestres combinando estampado de cuadritos pequeños tipo mantel con uno floral de rosas, dando lugar a prendas dulces y femeninas en rosa, blanco y amarillo.
María Tamames trabajó los volúmenes de sus prendas a lo Balenciaga, con cortes futuristas e incluyendo tanto tonos neutros (blanco, negro, nude) como mezclas atrevidas de color (naranja más turquesa).
Raquel Soto se centró en el negro y empleó tejidos acolchados y bordados, mezclándolos con tejidos lisos, en prendas en las que destacaron las mangas de grandes volúmenes y cuyas modelos llevaban máscaras a lo Dark Vader.