Los alumnos de la Escuela de Arte y Superior de Diseño y de Conservación de Bienes Culturales de la capital le esperaban con admiración, y es que, no era una persona cualquiera quien clausuraba ayer las V Jornadas de Diseño de Moda. Se trataba de Modesto Lomba. Este diseñador, nacido en Vitoria, venía a Burgos para compartir experiencias y hablarles de la moda como parte de la cultura de la propia tierra.
¿Cuál es el mensaje que se les debe transmitir a los estudiantes?
Si se están preparando en esta profesión el mejor mensaje es el trabajo, que es al final lo que se van a encontrar. A veces, existe el pensamiento de que lo nuestro es una profesión muy frívola y muy efímera. Sin embargo, una de las cosas que deben aprender al hablar de moda es que también es hacerlo de cultura, porque es un concepto esencial y forma parte de nuestra vida. Es la evolución social. Si hacer un libro es parte de un proceso empresarial, en el caso de la moda es lo mismo. Crear moda es hacer cultura, pero también es apostar por la industria.
Muchas veces se piensa que para poder triunfar en este mundo hay que abandonar la tierra natal y marcharse a ciudades como Barcelona o Madrid. ¿Cree que es cierto o que también puede haber una buena cantera en ciudades como Burgos?
Yo soy de Vitoria. Es cierto que puede decirse que es más fácil allí. En el sentido de que las grandes urbes dan más posibilidades en todos los aspectos, y en España, Madrid es la indiscutible ciudad de moda, que, sin embargo, acoge perfectamente a todos los que quieren trabajar en este sector. Allí existe una convivencia de gente de diversas comunidades autónomas y distintos territorios.
¿Considera que tener creatividad es algo innato a la persona o que por el contrario se puede adquirir con la formación?
Creo que uno nace con todas sus aptitudes, pero luego hay que formarlas y potenciarlas, y para eso, están las escuelas y la formación. Uno puede tener como ilusión en su vida ser un profesional de algo concreto y, sin embargo, puede no tener aptitudes para ello. En ese caso siempre se será más o menos mediocre en esa profesión. Por ello, uno debe descubrir qué quiere hacer y para que está dotado. En definitiva, se trata de no encontrarnos con frustraciones.
¿Piensa que debe existir una relación de apoyo entre los propios diseñadores y las nuevas generaciones que luchan por hacerse un hueco en el mundo de la moda?
Es algo que no se ciñe solo a nuestro sector, ya que en todos los campos se debe apostar por las nuevas generaciones. El propio sistema necesita de nuevos valores para funcionar y nosotros, como sector creativo, apoyamos y potenciamos evidentemente a los que vienen detrás, aunque en el fondo sea casi como una actitud egoísta de propia regeneración.
Desde 1988 presenta sus colecciones de prêt á porter en Cibeles, ahora denominada Madrid Fashion Week. ¿Cómo ha visto su evolución desde entonces?
Se puede decir que ha habido una consolidación de Madrid como centro y como ciudad de moda.
¿Y en el caso de la Pasarela de la Moda de Castilla y León, que se celebra en la capital burgalesa?
Tuve la oportunidad de participar en ella en las primeras ediciones y creo que es una buen alternativa para potenciar más lo local y para descubrir nuevas figuras.
¿Volverá a estar presente en esta cita regional destinada a promocionar a los jóvenes diseñadores de la Comunidad?
Sí. Estaré a disposición para participar en la pasarela siempre que así se me lo solicite porque lo estuve en un principio y siempre que me lo han requerido.
¿La vinculación del diseñador con lo local debe estar presente en sus diseños?
Uno no puede olvidar ni desarraigarse de la madre tierra, no se puede despojar de ella. Aunque sea inconscientemente, está siempre presente en su trabajo, es decir, la formación estética y cromática que uno adquiere en la adolescencia es la base absoluta de todo lo que se hace posteriormente. Evidentemente, no es lo mismo nacer en un entorno paisajista como puede ser Burgos, que hacerlo en otros territorios como Andalucía.