“Gosta es un contador de historias”, dice Anna Peterson, propietaria de la galería Turn, comisaria de la exposición e hija del fotógrafo. “Sus fotografías no son sobre moda, sino sobre personajes, situaciones y estilo real. Él sacudió la fotografía de moda en un tiempo en el que todo era clásico, estático y bello. Fue muy moderno en su momento y aún sus fotos resultan tan frescas como el día en que las tomó”.
Nacido en Estocolmo en 1923, Peterson (al que familia y amigos llaman Gus) empezó primero como ilustrador en agencias de publicidad en Suecia. En 1948, cuando se mudó a Nueva York, continuó dibujando como bocetista en la marca de moda Lord & Taylor, pero su carácter independiente le llevó a abandonarlo porque lo que buscaba era tener el control sobre toda su obra. Por eso empezó a viajar por el mundo cargado con una cámara fotográfica que aprendió a usar solo y por eso, años más tarde, también rechazaría trabajar con el Vogue americano, porque la revista le quería imponer las modelos y los estilismos. “Y yo sólo los tenía que fotografiar. No me gustaba eso. Yo selecciono a las modelos y trabajo con el estilista. Eso era importante para mí”, contaba recientemente Peterson, de 91 años y retirado hace dos décadas, en New York Magazine.
El fotógrado Gosta Peterson.
Twiggy tumbada con vestido corto negro y sombrero, superpuesta sobre un primer plano de su cara fue la primera fotografía que se publicó de la modelo británica en EE UU en 1967. Peterson la hizo, cuando al llegar al aeropuerto de Nueva York con su mujer Patricia, editora de moda del New York Times, ésta la interceptó. La consiguieron antes que nadie, y aquella foto es hoy el centro de la exposición de Gosta Peterson y una de las imágenes más icónicas del fotógrafo y de aquella época.
Maquillajes exagerados, claro oscuros muy marcados y modelos posando en escorzos casi imposibles en lugares que nunca antes se habían visto en la fotografía de moda. Peterson las sacó de sus estudios y escenarios perfectos para buscar al personaje detrás de la modelo bella, para encontrar el sentido del humor a un vestido de alta costura y para contar historias.
Probablemente, su falta de interés en la moda en un sentido amplio, como industria, es la razón por la que hoy no se le nombra entre los grandes fotógrafos de los años sesenta y setenta. “Gus es un fotógrafo de moda anti-moda”, decía Jan, su hijo y mánager que se dedica a digitalizar el gran archivo del fotógrafo sueco, del que han salido las imágenes que se verán hasta el 8 de marzo en la galería Turn de Nueva York. Fotos inéditas y otras famosas, como sus retratos de niños, que recuerdan a Diane Arbus y algunos podrían haber salido en una película de Wes Anderson; o las que le tomó a Naomi Sims, la primera modelo negra que llegó a una portada en 1967; el mismo año que fotografió a Twiggy y le encontró la diversión a la moda clásica.