La Semana de la Moda de Nueva York daba comienzo el jueves y, por una vez, su desfile más esperado no llevaba la firma de ninguna de las grandes marcas de la industria del lujo, sino de la colección que el rapero Kanye West ha diseñado para la marca de ropa deportiva Adidas Originals. A ritmo de música electrónica y con una puesta en escena diseñada por la artista Vanessa Beercroft, una cincuentena de modelos de diferentes edades, estaturas y procedencias étnicas mostró una colección de prendas inspiradas, según palabras del propio West, en las protestas callejeras de los últimos tiempos.
En la primera fila de la bancada de invitados, personalidades de la industria como la editora Anna Wintour o el diseñador Alexander Wang compartían asiento con estrellas del hip hop como Beyoncé, Jay Z o Rihanna.
No eran presencias casuales, sino la constatación de la alianza cada vez más estrecha entre las marcas de moda deportiva y las estrellas de la música. Adidas cuenta con una larga trayectoria de colaboraciones que hasta hace algunos años se centraban en diseñadores de prestigio y vocación experimental, como Yohji Yamamoto, Rick Owens, Raf Simons o Stella McCartney. En los últimos tiempos, sin embargo, la asociación con estrellas del hip hop como Pharrell Williams o el propio West aspira a reforzar los vínculos que unen a la marca con la juventud urbana que durante años le ha dado sus clientes más fieles. No es un fenómeno aislado en la moda deportiva: el fichaje de Rihanna por parte de Puma como directora creativa de las colecciones femeninas o la colección cápsula de Beyoncé en Topshop son la constatación de que, más allá de las estrellas del diseño o el deporte, existe una nueva élite cuyas decisiones estilísticas tienen un enorme poder de influencia. Incluso ese detalle refleja el poder creciente de una generación de artistas a los que la industria de la música parece habérseles quedado pequeña.