El mundo de la moda tiene una nueva pareja poderosa. La diseñadora estadounidense, fundadora y dueña de su propia marca, Tory Burch y el alto ejecutivo del conglomerado lujo LVMH, Pierre-Yves Roussel, anunciaron su compromiso esta semana. La noticia, comunicada por ella en su cuenta de Instagram, ha despertado mucha atención en el sector ya que supone la unión de dos imperios que son competencia directa en EE UU.
Según The New York Times, la pareja se conoció en 2014, cuando Roussel fue enviado a explorar el mercado estadounidense para la expansión de algunas de las marcas del grupo. Momento en el que incluso se pudo llegar a sopesar la idea de comprar la empresa de Tory Burch, valorada el año pasado en más de tres mil millones de dólares. Empezaron a salir en junio de 2014, pero algunas webs especializadas recuerdan que ya en febrero de 2013 se vio al ejecutivo francés en el front row del desfile de ella.
Tory Burch ha estado casada en dos ocasiones anteriores. Con su anterior marido, el financiero Chris Burch, tiene tres hijos y lanzaron juntos su marca en 2004. En 2006, anunciaron su divorcio que no se selló hasta 2012, después de una batalla pública por la marca, uno de los mayores casos de éxito en el mundo de la moda. Burch creó un imperio multimillonario, que hoy tiene multitud de líneas de ropa, a partir de la venta de un único producto: unas bailarinas con su insignia valoradas en 200 dólares.
Tras su divorcio, Burch estuvo relacionada con el ciclista Lance Armstrong en 2007 y con el directivo de Warner Music, Lyor Cohen. Pierre-Yves Roussel, que ahora reside entre Nueva York, donde vive ella, y París, donde está la sede de LVMH, también tiene tres hijos de un matrimonio anterior.
El anuncio ha levantado multitud de preguntas y comentarios entre el sector. Desde cómo será la boda, para la que aún no tienen fecha, a quién diseñará el vestido de Burch. Podría ser ella misma, o podría seleccionar a alguna de las marcas del grupo de su futuro marido, como Givenchy, Dior o Marc Jacobs.
Hasta la poderosa Anna Wintour se ha pronunciado sobre la pareja y su futuro enlace en el New York Times: “Con algunas parejas te preguntas, por qué están juntas. A Tory y Pierre-Yves no puedes imaginarlos separados. Son la definición de ‘la pareja perfecta’: ambos brillantes, ambos encantadores, ambos con tres hijos y compartiendo los mismos intereses y actividad”.
Sobre la poderosa unión se especula incluso la posibilidad de que Roussel acabe abandonando LVMH para trabajar en Tory Burch. De hecho, algunas de las marcas del grupo propiedad de la familia Pinault son competencia directa de la diseñadora estadounidense, como DKNY o Kenzo.
También se preguntan cómo se comportarán de puertas hacia fuera, una vez casados. Burch tiene una imagen muy pública en EE UU. Como mujer de negocios hecha a sí misma, y una fundación que ayuda a otras mujeres emprendedoras, es un modelo a seguir en la sociedad estadounidense. Mientras que él, como manda un poco la política de LVMH, mantiene un perfil bajo. Según Wintour, aunque la pareja nunca se haya escondido, ya que acuden a multitud de actos juntos –desde la apertura de la tienda de Burch en París a la cena de los diseñadores de Estados Unidos–, “hay en el fondo algo total y orgullosamente privado sobre ellos”.