En un océano de pasarelas plagado de rostros anónimos, un nombre claramente identificable es un imán para los focos. Incluso aunque no sea un nombre completo, sino sólo un apellido. El pasado martes, la tienda de Sonia Rykiel en Saint-Germain-des-Prés acogía el estreno sobre la pasarela de una modelo poco habitual. Ni Suzy Menkes en Vogue ni Nicole Phelps, crítica de moda de Style.com, se hicieron eco de su presencia en sus respectivas crónicas de la colección, a diferencia de portales de internet, periódicos como el Telegraph y, por supuesto, las redes sociales. Posiblemente ése fuera el objetivo de la marca francesa al contratar a Lottie Moss, la hermana por parte de padre de Kate Moss: provocar un revuelo mediático que llegara más allá de los medios especializados.
A pesar de su corta trayectoria, las primeras apariciones públicas de Lottie Moss están cargadas de significado para los observadores de una industria, la de la moda, que siente devoción por las referencias y los revivals. Fichada por la misma agencia que catapultó a Kate Moss –la londinense Storm–, la joven Lottie hizo su debut profesional el pasado mes de julio en una campaña digital de Calvin Klein, la marca que consagró, 21 años atrás, la trayectoria de su hermana. Rubia, delgada y con aspecto levemente desvalido, la juventud de Lottie –17 años– y su escasa estatura para los estándares del sector –165 centímetros– quedan compensadas por las dimensiones que su apellido tiene en la industria.
Lottie Moss, en la boda de Kate
Tampoco el desfile con el que se ha estrenado sobre la pasarela parisina pertenece a una marca cualquiera. La casa de moda que Sonia Rykiel fundara en 1968 en la orilla izquierda del Sena vive un nuevo auge desde el fichaje, el pasado mes de mayo, de una nueva directora artística, Julie de Libran. La renovación que ha emprendido la antaño directora creativa de las líneas femeninas de Louis Vuitton actualiza el código estético de Rykiel con una sabia combinación de prendas de punto, tejidos rayados, texturas envolventes y prendas relajadas. También actualiza sus iconos de estilo, con fichajes como las hermanas Georgia May y Elizabeth Jagger. Las hijas de Mick Jagger y Jerry Hall, que desfilaron junto a Lottie Moss, son también la imagen de la campaña que Sonia Rykiel acaba de presentar. En las fotografías que ha firmado Juergen Teller, las hermanas Jagger evocan el estilo de su madre, la modelo Jerry Hall, que en los años setenta desfiló en varias ocasiones para Sonia Rykiel.
En ese sentido, el desfile que tuvo lugar el pasado martes se configuraba, ante todo, como un ejercicio de nostalgia muy apropiado para una época en que pocos espectadores son capaces de reconocer a las modelos que pisan la pasarela. Las excepciones más notables son las de quienes, como Cara Delevingne, son capaces de desarrollar una personalidad propia a través de las redes sociales. La propia Lottie Moss ha protagonizado sonados escándalos al manifestar de forma demasiado vehemente sus opiniones a través de Twitter. En un mercado saturado y dominado por una feroz competencia, cultivar una imagen propia –aunque sea a través de la rebeldía– es una estrategia habitual. Kate Moss lo sabe de sobra.
Lottie y Kate Moss
Por ello, la verdadera prueba de fuego para la joven Moss será consolidar su presencia en la pasarela más allá de apariciones puntuales vinculadas a gestos nostálgicos como el de Sonia Rykiel, que aspira a revitalizar las raíces de la marca precisamente a través de las jóvenes que llevan hoy el apellido y la prestancia de estrellas de décadas pasadas. No parece que ser la hermana de Kate Moss sea suficiente para consolidar una carrera, pero sí constituye una ventaja competitiva clara, especialmente en un sector tan adicto a la memoria como la industria de la moda.