De la reinterpretación de los clásicos de la sastrería a la androginia en las siluetas. La semana de la moda hombre de Milán en cinco claves:
-¿Cómo? Deportivamente. No es ninguna novedad pero sí una confirmación: los referentes deportivos se apoderan del armario masculino. Incluso las marcas de lujo más clásicas, como Ermenegildo Zegna, rematan sus trajes con chalecos acolchados o juegan a colocar sudaderas y camisetas bajo las chaquetas, en vez de intachables camisas. Sport couture llama Brunello Cuccinelli a este puente entre sastrería y gimnasio, dos escenarios aparentemente antagónicos. Una nueva generación exige siluetas más relajadas, volúmenes amplios y tejidos tecnológicos o, cuando menos, esponjosos. Y las marcas italianas, herederas de un longevo matrimonio entre diseño e industria, se lo sirven procurando no traicionarse en el intento. Más allá de la sudadera y las deportivas, auténtico caballo de Troya esta tendencia, Italo Zucchelli hace hincapié en las bombers y chubasqueros XL para Calvin Klein. En un golpe de efecto, Donatella Versace se atreve incluso una suerte de leging cubiertos, eso sí, por largas sudaderas. Un detalle por su parte.
-¿Qué? El pantalón ancho. Hace ya unas cuantas temporadas que las pasarelas proclaman el fin de la tiranía del pitillo. Tras años poniendo en riesgo la capacidad reproductora de los hombres, por fin las perneras comienzan a desincrustarse de la piel. El próximo otoño, los pantalones anchos se afianzan como una alternativa real, que, si bien no derrocará a la llamada silueta slim, al menos si logrará convivir con ella sin ser fagocitada. Desde el corte años veinte de Jil Sander hasta los modelos bon vivant de Bottega Veneta y Gucci pasando por las referencias ochenteras de Salvatore Ferragamo o las piezas de tiro bajo de Giorgio Armani. Del tejido vaquero al príncipe de Gales. Cinturas altas y bajos anchos. Siempre combinados con abrigos XXL, bufandas gigantes y jerseys amplios. Las estrecheces solo se llevan en los presupuestos.
-¿Quién? Frida Giannini, y Dean y Dan Caten. Los protagonistas de esta edición de la semana de la moda hombre de Milán lo han sido por motivos ajenos a los puramente creativos. La colección de Gucci presentada el lunes estaba llamada a ser la última de Giannini. A mediados de diciembre se comunicó que la diseñadora abandonaría la casa que había dirigido durante una década tras este desfile. Pero, diez días antes de celebrarse, la italiana salió abruptamente de la marca. En vez de presentar el trabajo que había realizado, el equipo de diseño, capitaneado por el hasta entonces responsable de complementos Alessandro Michele, facturaba una nueva propuesta en tiempo récord. Su estética ligeramente andrógina y tocada por los setenta, hablaba de una “ruptura limpia con el pasado”, según declaraba una fuente de la compañía a la publicación especializada Women’s wear daily. El hecho de que como banda sonora se eligiese la de la película de Tom Ford Un hombre Soltero solo consiguió acrecentar los rumores sobre la vuelta del estadounidense. El creador inventó el porno chic, definió la estética de los noventa y convirtió a Gucci en una de las firmas más rentables de la época. En el otro extremo del arco emocional, los gemelos Dean y Dan Caten, responsables de Dsquared2, celebraron los 20 años de su marca con un gran fiesta que sirvió el pistoletazo de salida de la semana de la moda.
-¿Dónde? En Instagram. Todos los desfiles terminan indefectiblemente en esta red social, pero solo el de Dolce&Gabbana comenzó en ella. Los diseñadores italianos hicieron un llamamiento para que sus seguidores compartiesen fotos de su familia bajo la etiqueta #DGfamily. El resultado fue un entrañable álbum on line que sirvió de inspiración para su colección otoño/invierno, y que Stefano Gabbana espera poder convertir en libro. Sobre la pasarela, algunas de las familias que habían participado en el proyecto posaban en una suerte de fresco viviente mientras sus imágenes, impresas sobre camisetas de seda, desfilaban al ritmo de Pavarotti.
-¿Por qué? O por qué no. Miuccia Prada está acostumbrada a ser pionera, ya sea en territorios estéticos o empresariales. En este caso, ha decido mostrar de forma conjunta y sobre la misma pasarela sus colecciones masculina y pre-fall femenina (aquella que sale, como su nombre indica, después de la primavera/verano, pero antes de la de otoño/invierno). “El género es un contexto, y el contexto muchas veces está sexualizado”, rezaba el manifiesto que explicaba esta iniciativa. La fusión de las propuestas resultaba natural porque ambas estaban construidas a partir del mismo concepto: un uniforme severo y negro. En definitiva, una misma idea desarrollada por igual para hombre y mujer. Una solución aparentemente obvia, en estos tiempos de igualdad legal, y, al mismo tiempo, cargada de significado, en estos tiempos de desigualdad real.